"Cocaína para mi bebé, al fin estamos festejando" por Christiane de Anda

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“¿Cuál es la mayor fuerza destructiva del Universo? El azúcar” -MIB II

Cuando nació mi primera hija, no estaba conciente de los peligros del mundo a su alrededor. En realidad, cuando nace tu primer hijo casi todos los papás nos damos cuenta de lo bestias que somos, pero poco a poco y cometiendo errores, vamos aprendiendo.

Una de las cosas que he aprendido es que no se puede confiar NUNCA en lo que la industria alimentaria dice que es “sano” para tu bebé. Las etiquetas son una desgracia. La comida “light” esta llena de Aspartame que da Cáncer, la comida “orgánica” esta llena de azúcar orgánica, que es, así de fácil: el demonio, orgánico.
Ok, estoy exagerando un poquito, pero esto es lo que pasa con el azúcar: primero, la cantidad de azúcar que la sociedad nos presiona a darle a nuestros hijos es absurda. Y si, acabo de decir “presiona”. Desde que nació Eva, mi esposo y yo decidimos, ya que era un bebe de 6 meses y apenas empezaba a comer, no darle nada de azúcar.Por unos meses, mientras yo le hacía papillas y le daba pedacitos de comidas blandas para que se la pasara bomba haciendo obras de arte de plátano y aguacate todo estuvo bien, pero en el momento en que cumplió un año la cosa se empezó a poner choncha. “¿Cómo le vas a hacer un cumpleaños sin dulces? ¿Sin pastel? ¿Y la piñata? ¿Y los otros niños que van a decir?”.
No me malentiendan, si habíamos tratado de darle unas cuantas cositas con azúcar antes, pero cada vez que lo intentábamos Eva se volvía loca. Pero cedimos a la presión social y nos volamos la cabeza con los mejores dulces del planeta: fruit roll-ups, anillos de dulce, Pringles, todos los que alguna vez fueron mis favoritos y los de mi esposo;  aventamos la casa por la ventana y nos llenamos de azúcar, todos. Lo que siguió fue digno de una película de Hitchcock: además de los obvios dolores de panza, las siguientes dos semanas fueron de Eva corriendo como una loca, pateando, pegando, azotándose contra las paredes, gritando… Así. Loca. como-si-hubiera-inhalado-un-gramo-de-cocaína-loca.
Por Dios que empecé a buscar un exorcista; hasta que se acabó el azúcar en la casa y todo regresó a la normalidad. Mi princesa era una princesa y nadie se tuvo que divorciar. Así que lo decidimos. Eva es alérgica al azúcar y punto y se acabó.
Hemos tenido un par de recaídas en donde yo siempre acabo moreteada y al borde de las lágrimas por que algún tío decidió que no es normal una niña que no come azúcar o porque a su mamá se le hace el corazón pachuchi de lo tierna que se ve diciendo “mami puedo cookieeee pofisss”… maldita sea. No es nada fácil decir que no. Pero se puede. Y solo con eso les estoy regalando a mis hijos diez años mas de vida que a sus amigos.
No es tema novedoso que México es el primer país en obesidad infantil en el mundo, pero es igual de alarmante que cuando la noticia era nueva. Uno de cada tres niños adolescentes sufren de obesidad. ¡UNO DE CADA TRES! (ENSANUT– Encuesta Nacional de Salud y Nutrición) Y eso viene de nosotros, los papás.
Si los niños no aprenden a tomar agua, comer verduras y obtener sus azúcares de donde deberían, o sea las frutas; ¿cómo esperamos que crezcan a ser adultos sanos si no les damos las herramientas?
El segundo punto importante sobre el azúcar es que convierte a tu cuerpo en un ambiente ácido inmediatamente y como ustedes saben, un ambiente ácido es lo que los virus y las bacterias necesitan para desarrollarse y encontrar un hogar amueblado de donde no las sacas nunca a las paracaidistas hijas de su madre.
Ahora que nació mi segundo hijo, estaba yo parada en el súper, en el pasillo de las papillas, pues apenas empieza a comer sólidos; estaba leyendo todas las etiquetas de la comida: cereales, papillas, jugos. galletitas para los dientes. Todas tienen una cosa en común: azúcar. Y me encontré pensando: “Tal vez Eva se vuelve loca con el azúcar porque nunca le dí de bebé… tal vez si a Silvestre le empiezo a dar desde ahorita, como evidentemente todas las marcas recomiendan, no le pase lo mismo”. ¡Baaam! Mejor empiezo a crearle una tolerancia desde bebito para que no se la pase tan mal en un mundo que quiere niños adictos y volátiles. Casi me auto doy un manazo. Así que les dejo cuatro recetas facilísimas para cuando quieran darle un dulcecito a su bebé y no quieran ceder a la maldita presión social:
 
1. Paletas de fruta: Facilísimo. Corta en cuadritos las frutas que le gusten a tu gordo y si quieres con un poquito de miel mézclalas con yoghurt (El yoghurt Alpura no tiene azucar, el Fagé tampoco y son mucho mas nutritivos que la leche). Ponlas a congelar y listo. Tienes un snack listo las 24 horas que a la vez sirve de desayuno o cena sin quitarles el sueño.
2. Pancakes sin harina: Mezcla dos huevos con dos plátanos en la licuadora. Fríelos con mantequilla o Ghee de preferencia para hacerlos súper nutritivos. Sirve con miel maple; intenta encontrar la real, no la que venden en el súper “sabor a miel de maple” por que es una porquería, si no, con miel de abeja quedan deliciosos)
3. Cereal sano: Granola y arroz inflado. Busca una granola natural, sin azúcar añadida, o haz la tuya. Avena, nueces, almendras, cranberries secos, blueberries, pasitas, semillas de girasol y de calabaza, todo en una charola al horno con un poquito de miel a tostar y listo. Añade fruta fresca para un contraste de textura delicioso. Con cualquier mora o plátano queda fantástico.
4. Mango roll-ups: El más fácil de todos y delicioso. Corta unos mangos en cubitos y al procesador, o la licuadora si no tienes procesador. Esparce el puree con una espátula sobre una charola y papel de cera. Al horno 80*C por tres o cuatro horas. Al salir, córtalos con todo y papel en tiras y enrolla. Listo.
Om nom nom. :O



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