“El activismo ya no es una elección sino una necesidad” @carlosgvi #ElDíaDespués @eldiadespuesmx

Compartir


La sangre yace derramada entre los contrastes de México y su desgastado discurso de renovación política. Las luces de la prensa alrededor de López Obrador se encendieron con el ataque de un grupo armado en el municipio de Minatitlán, Veracruz, avivando las cifras que aún no se atreve a comprender: 8 mil 737 homicidios dolosos en el país durante Enero-Marzo de este año. El trimestre más violento de la historia.

Recientemente en el Colegio de Ciencias y Humanidades Oriente de la UNAM  se suscitó el homicidio de una alumna, despertando de nueva cuenta un aire de inquietud, dentro y fuera de la comunidad universitaria. No es para menos, estamos ante un espacio que este año celebra 90 años de autonomía, valor que ha quedado desprestigiado por la ola de violencia actual.

Periodistas, mujeres, migrantes y estudiantes; todos los sectores de la sociedad reconocen que no es suficiente una postura en contra de la corrupción y partidos políticos, ni mucho menos la desacreditación de las organizaciones civiles por parte del Gobierno Federal.

Por eso vale la pena asomarse a la parte baja y medular de nuestras Instituciones, es decir, hacia nosotros mismos, la sociedad civil. En ella es oportuno mencionar que existen dos tipos de sujetos que en los últimos años se han vuelto parte de un juego de descalificaciones: sujetos activos y sujetos activables. Por activos habremos de referirnos a aquellas personas que desempeñan una labor social, ya sea desde su comunidad y en favor de ella o desde una organización. En cuanto a sujetos activables nos referimos a ciudadanos que no desempeñan necesariamente acciones civiles y en tanto no están interesadas en participar pero que de alguna forma se les puede inducir información para coincidir con su entorno y problemáticas.

La discrepancia que padece el país es sin duda la primer envoltura de los problemas sociales y políticos actuales, por ello hemos de admitir que el internet y sus distintas plataformas son la maqueta idónea para las líneas de acción de la sociedad civil.

Una de dichas propuestas es “El día después”. Se trata de una plataforma digital que reúne herramientas de distintas organizaciones, colectivos y movimientos sociales para el alcance de sujetos activables.

De igual forma, podemos dar seguimiento a casos específicos, tales como el desabasto de medicamentos en varios estados de la República, el feminicidio de Lesvy Rivera Osorio en la UNAM, el caso legal de mujeres que sufrieron tortura sexual en el caso Atenco de hace 13 años, entre otros casos.

Esta iniciativa corre a cargo de académicos, escritores, actores y periodistas, tales casos como Paula Amor, Diego Rabasa, Diego Luna y Raúl Vázquez. El contexto del 2018 planteó las primeras posibilidades de este proyecto tras las elecciones presidenciales en nuestro país pero también una serie de incertidumbres, como casi siempre sucede después de los resultados finales.

Un primer trabajo de la plataforma es el documental “Sin tregua”, dirigido por Diego Rabasa y en que pondera la sensibilización sobre ciertos casos de desaparición forzada en México. Importante recabar las posturas que se tienen sobre el concepto de desaparición, principalmente en un país donde lo relacionamos con asesinatos y fosas clandestinas.

Incertidumbre, confrontaciones y apatía, son las ataduras de la democracia en México, aquella que aún se piensa sólo cada 6 años. Diego Luna reconoce que antes que nada se debe cambiar la narrativa y quizás tenga demasiada razón pero nunca sin desacreditar el valor político que esto conlleva. Cambiar el valor genérico de los datos: miles de desaparecidos, asesinatos, robos, votantes, pesos, etc. Las cifras contienen historias y son las que precisan construir el puente entre ciudadanos activos y activables. Por otro lado, cambiar los adjetivos: fifís, chairos, pejezombies. La polarización sólo ejerce ignorancia e incongruencia con los principios básicos de cualquier democracia.

Alcanzar el cambio a través del discurso parece imposible pero nunca improbable. No es objetable el alto índice de descalificaciones que existen sobre las organizaciones no gubernamentales. Ya sea por sus fundadores, los recursos, objetivos o simplemente porque estamos en el país de todo va a seguir igual.

Las iniciativas nunca parecerán suficientes pero tampoco innecesarias. De alguna forma las futuras generaciones serán las que emitan el juicio completo y con mejores criterios sobre el mundo que les rodea.

Calidad de vida, corrupción, género, seguridad, medio ambiente, derechos humanos, justicia social y libertad de expresión, son algunos de los temas que se filtran entre las distintas necesidades de la ciudadanía y con los que se puede empezar a sumar desde esta y otras plataformas. Aún y cuando las redes sociales sigan exhibiendo lo mezquino del insulto, la comunicación en ellas sigue siendo una posibilidad para los jóvenes. Por el #YoSoy132 y #MeToo; por la defensa de la comunidad Wixárika y la vaquita marina; por los 43 desaparecidos en Iguala, Guerrero.

El activismo ya no es una elección sino una necesidad. Una necesidad que ha marcado una brecha digital de la cual solo el sentido común y el conocimiento nos sacarán a flote.



Compartir

Comentarios: