Los festivales suelen ser caóticos por naturaleza y es algo que muchos promotores no toman en cuenta a la hora de armar sus festivales.
Que un festival triunfe y pase a la historia no solo dependerá de su cartel. Elementos como la locación, el audio, iluminación, el servicio, la barra, la convocatoria, la promoción y difusión y, desde luego, una impecable producción, hacen de un festival una ocasión inolvidable. Y en el caso contrario, si la organización no cumple con alguno de estos puntos, la experiencia se convertirá en una pesadilla a la que no querrá regresar jamás nadie.
Hay un festival que el año pasado, durante su primera edición, logró llevarse el aplauso de sus asistentes como ningún otro. Bahidorá, para nuestro gusto, fue el festival del año, donde jugaron en perfecta armonía todos los elementos y entonces sucedió la magia. Estamos seguros que nuevamente será así, por lo que lo recomendamos aquí.