“Hazme tuya cada jueves” Ivonne Baqués @amikaafeliz #HelloDFicción #ShortStory
Hazme tuya cada jueves
Ivonne Baqués
“Por si estaban con el pendiente, el romance con Sugar Daddy va viento en popa, ya me lo di”. Romina dio twittear y después abrió el Facebook para escribir en el muro de Camilo: “Hazme tuya cada jueves…mejor hazme tuya cada día que termine en S”. Inmediatamente las notificaciones de marcado como me gusta del twitter comenzaron a llegar, después los likes del face, hasta que a los pocos minutos sonó su celular mostrando en la pantalla la foto de Camilo en la playa, bronceado, canas en el pecho, un águila tatuada en sus flácidos brazos y la sonrisa del que se sabe dueño del mundo.
– Bebé, ya habíamos quedado que no íbamos a provocar a la fiera. Tuve que borrar tu post, no quiero problemas.
– Perdón Honey, pero es que te deseo tanto que no me pude aguantar, te traigo ganas, eres un amante nivel Dios.
– Paso por ti en una hora.
– ¿Y tu junta?
– Ponte el vestidito rojo.
– ¿Sin chones?
Una hora después Camilo llegó por Romina en su Mercedes plateado. La tortura de pasar los filtros de los vigilantes del exclusivo fraccionamiento valieron la pena al verla salir de su residencia con ese diminuto vestido color sangre casi adherido a su piel.
– ¿A poco el Mau sigue pagando todo esto? ¡Le va bien!
– ¡Obviooooooo! Ni modo que su hija viva en una casa de interés social.
– ¿Ves porque no me quiero divorciar? Ya me vi pagando la casa de Mariana para que la disfrute con otro. Al menos yo en un año dejo de pagar colegiaturas y soy libre, pero la tuya es un bebé, ¡qué hueva!
– ¡¿O sea que te dan celos porque todavía te acuestas con ella?! Ahora entiendo por qué borraste mi post…
– ¡Ya vamos a empezar! Mariana está loca y no quiero que me haga un drama, no tienes idea del nivel de intensidad que maneja esa mujer. Hace años que no cogemos; es más, ni se me antoja, ¿contenta?
Romina hizo una mueca, se cruzó de brazos y no volvió a pronunciar una palabra hasta que llegaron al bar de siempre. Después de dos wiskeys se le pasó el mal humor y comenzó a deslizar lentamente su lengua por el cuello de Camilo, luego por la comisura de los labios y colocando la boca en su oído susurró: “Ando como Anastasia Steel, a rais…”
Soltó una carcajada y tomando su bolso se dirigió al baño. Frente al espejo pudo comprobar una vez más, que los ocho kilos y la panza flácida del embarazo habían desaparecido. Sacó su celular donde encontró cien corazones para su twit, y un whats de Fabi. “¿Qué onda Bitch? ¿Cómo que ya te tiraste al ruki? ¿Qué tal estuvo?”. Más labial rojo, paró trompa y nalga, dio click a la selfie y directo al Instagram con la leyenda: “Hazme tuya cada jueves; #amomivida; #sexy”. Después, volvió al whats app para contestar: “No es tan grande, le funciona perfecto”.
De regreso a la barra donde se encontraba Camilo sonó su teléfono marcando en la pantalla la palabra “Home”.
-¡Señora, no está la niña, se la robaron!
Romina soltó un grito y después se desvaneció. Camilo y el barman corrieron a auxiliarla, mientras al otro lado de la línea una voz femenina repetía una y otra vez: “¡Señora! ¡Señora!”. Con ligereza, Camilo la cargó hasta uno de los sillones de la entrada para que le diera el aire, el diminuto e indiscreto vestido rojo reveló a todos los clientes del lugar, que la joven mujer, al igual que la protagonista de las Cincuenta Sombras de Grey, acostumbraba salir sin ropa interior.
La hostess sacó del botiquín una botella de alcohol y como en las telenovelas, la acercó a la nariz de la desmayada, pero como no respondía, vertió un chorro sobre su cabeza. Poco a poco Romina volvió en sí, mientras uno de los meseros contemplaba embelesado su pubis completamente liso.
Afuera de la casa de Romina estaban tres patrullas, el Audi del exmarido y la camioneta del escolta. Camilo consideró que un enfrentamiento con el papá de la niña sería una imprudencia, así que dejó a su novia en la entrada y se fue. Pegando de gritos Romina entró a la casa. “¡¿Qué le hiciste a mi bebé?!” Mauricio la interceptó y jalándola del brazo la llevó a la cocina. “No estamos para numeritos, nada de esto hubiera pasado si cuidaras a tu hija en vez de putear. No pongas a la muchacha más nerviosa”. El llanto impedía a Martha contestar las preguntas del policía, sollozaba. Entonces Romina sentándose a su lado la abrazó y le dijo: “Cálmate, no es tu culpa”. La niñera puso cara de asco cuando le llegó el tufo de alcohol que emanaba Romina y el policía puso cara de felicidad cuando una vez más, el minivestido rojo reveló los hábitos de vestimenta de la mujer.
“Como todas las tardes, llevé a Romy a dar la vuelta al parque en su carreola. Eran las cinco, me senté en la banca bajo un árbol para que no le diera el sol, se me cerraron los ojos un rato, hacía mucho calor. ¡Le juro que sólo fue un rato! Cuando los abrí, Romy ya no estaba.” Martha regresó al llanto con más intensidad.
– Señora, ¿usted dónde se encontraba entre las dieciséis treinta y las dieciocho horas?
– Fui a una entrevista con el director de la empresa donde trabajé antes de casarme. -El policía la recorrió con la mirada y pensó: “Seguramente engrapados al currículum iban los calzones”.
– ¿Así que ahora se las das al Camilo? ¿No está muy viejo? ¿A poco todavía le sirve? – interrumpió Mauricio-
Antes de que Romina pudiera contestar, el policía que inspeccionaba las cosas de la niña se acercó al comandante a cargo del interrogatorio para entregarle un sobre. “Lo encontré en la carreola debajo de la almohada”. Al abrirlo, el comandante encontró una nota que decía:
Golfita millennial:
¿Todavía tienes ganas de darte al Sugar Daddy y de que te haga suya cada jueves?
–
Ivonne Baqués
Conocimos a Ivonne Baqués en un taller de narrativa y la invitamos a participar en nuestra sección “DFicción”. Ivonne pertenece a la tribu de los Godínez de la Ciudad de México y se nota. Sus relatos destapan las obsesiones, deseos y frustraciones de quienes diariamente nacen y mueren dentro de los confines de la oficina.