“Her” y las relaciones personales del presente por Carlos González @carlosgvi

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Hoy en día la idea del amor resulta predecible y adquiere un sinfín de contextos. Son texturas que van de la mano con la creatividad y el dolor, volviéndose una historia que parece nunca tener final y que no deja de sorprendernos. Esta ocasión mi intención es abordar el impacto que tienen las relaciones humanas en nuestra vida diaria y cómo han ido evolucionando, lejos de profundizar en teorías del amor. Para ello, me resulta indispensable citar a “Her” de Spike Jonze. La historia básicamente expone la vida de un hombre solitario quien se enamora de un sistema operativo, esto después de terminar una larga relación la cual lo deja destrozado y conmovido, traducido desde luego en las cartas que escribe dado su trabajo. Detrás de esta historia hay toda una serie de elementos dignos de admirar; música y fotografía, principalmente, seducen al espectador quien queda al borde del llanto pues no está demás decir que la nostalgia es una constante de esta grandiosa película.

¿Cómo responder al enamoramiento del protagonista que fácilmente podría tacharse de utópico? Un primer paso sería explicando la complejidad del ser humano en pleno siglo XXI. 

Pienso que el hombre vive de prisa y es carnada de “lo inmediato”. La tecnología justifica este acontecer pues reduce nuestras necesidades y nos alimenta de deseos por tener una vida sin problemas, sin embargo, es que de esta forma crece un mal invisible llamado “reemplazo”. Es tanto nuestro fervor por tener más que no idealizamos el significado de no tener nada; de ahí que nuestros sentimientos se vuelven fugaces y las personas, inverosímilmente, reemplazables. 

Así, Spike Jonze expone en “Her” un mundo donde la soledad es insoportable y en el que los humanos encuentran en los sistemas operativos un lugar acondicionado. La cantidad de amigos reduce y las cartas dejan de ser personales. Hoy en día esta “ficción” supera a la propia realidad pues las aplicaciones para conocer personas es una tendencia, así como el texto de lo inmediato. ¿Conocer?

¿Cómo conocer algo metafísico? ¿Cómo conocer los sentimientos del otro cuando estos cambian con tanta facilidad y rapidez? 

“Conocer” se ha vuelto ya un negocio del cual todos quieren ser parte sin conocerse a sí mismos. Las relaciones se han intoxicado de desconfianza, egocentrismo, poder sobre el otro y miedo a la soledad. El “cambiar por el otro” se ha vuelto el apellido de nuestra sociedad; una sociedad atrapada en el consumo, ávida de detalles, fantasías y erotismo. La sexualidad es todavía un tema que nos cuesta explicar, transparentar y enseñar. La procreación es aún desmedida así como los divorcios. La infidelidad y el abuso sexual están a la vuelta de la esquina mientras los debates por saber quien es mejor entre el hombre y la mujer crecen.

La “deshumanización” expuesta por Spike es tan sólo una pieza de un rompecabezas muy grande y heterogéneo. Esta pieza, vista desde el punto de vista del amor, concentra el poder de las palabras, de la misericordia y sobre todo del valor de la soledad. Mi consejo, por decirlo de algún modo, es el de no tenerle miedo a las paredes ni a la ausencia. Si bien la pérdida de seres que quisimos mucho representa un dolor muy profundo, no debe ser éste más grande que las ganas de seguir creciendo y conociendo. La creatividad debe ser la consecuencia absoluta del dolor y no la falsa compañía. No los bloqueos ni el condicionar por el placer, no los pretextos para estar o no con alguien, no la victimización ni la venganza. 

Y bueno, quizá al principio mencioné que mi intención no es formular teorías sobre la idea del amor, creo que como reflexión final es necesario explicar una: madurez. 

La madurez en el amor implica, entre otras muchas cosas, diálogo, verdad, respeto, educación y conocimiento sobre sí mismo. Estos rasgos, refrendados en sociedad, serían perfectamente entendidos como valores esenciales de lo que significa ser un buen ciudadano. El compromiso con una persona tiene el mismo valor que el compromiso de un ciudadano con el espacio que le rodea. Si hoy hablamos de racismo, elitismo y corrupción, es simple y sencillamente porque se carece aún de compromiso. La infidelidad y la corrupción, son adjetivos que fácilmente podría definir al mexicano promedio y eso, créanme, dice mucho. No queda más reflexionar e inspirarnos en “her” y en particular del estilo de Spike Jonze, pues además ha hecho videos para bandas musicales así como una serie de cortometrajes. En 2013 se estrenó la película y lo llevó a ganar un premio Óscar por “mejor guión original”. Así 5 años ya han pasado desde su estreno y las reflexiones siguen intactas. No queda más que analizar y construir sobre el espacio de la tecnología, comprendiendo y fomentando la sanidad de las relaciones personales.

Carlos González @carlosgvi

 

 



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