“La música no es una regla”- Carlos González @carlosgvi

La música no es una regla

Por Carlos González

‘Mi público siempre ha sido abierto; de todas las edades, de todos los géneros, de todas las preferencias, de todos los colores. Hubo un tiempo en el que me decían “tú no haces rap, ¿esto qué es?” A partir de ello respeté mi base que es el flamenco, incomodando a varios seguidores del rap. La verdad es que la gente que me criticaba no conocía el andaluz. En Andalucía se mezclan moriscos, judíos, africanos y gitanos. ¿Qué necesidad tengo yo de rapear como alguien de Brooklyn o como alguien del Bronx? No sería coherente, no sería verdad”.

El fragmento anterior corresponde a una entrevista realizada a la Mala Rodríguezque hace unos días escuché en un podcast y en el que hoy sus palabras se vuelven el motivo de una constante que no deja de sonar en mi cabeza y sé que en la de muchos también: ¿en qué momento la música se volvió una regla no escrita?

Y es que ésta no ha sido una pregunta nueva en la redacción de muchos medios musicales, así como de fanáticos y críticos del entretenimiento, pero sobretodo nunca ha sido una pregunta fácil de responder pues ni siquiera estamos seguros si tiene su razón de ser. Hoy justifico un nuevo debate a fin de situar todas las series de críticas que despertó el anuncio del cartel de Coachella 2019. Un acontecer que resulta irrelevante a simple vista pero que de a poco ha determinado una falsa idea a la hora de anteponer una crítica.

“Te convertiste en lo que juraste destruir”, “el rock ha muerto”, “el festival no está hecho para gente de tu edad y/o gustos musicales”, Coachella aplicando un Vive Latinofueron algunas de las frases que lograron desnudar a una mal llamada exclusión cultural. Si a mi padre le explicara a detalle lo que sucede, seguramente justificaría la furia de los jóvenes con la existencia del internet. Si, “en mis tiempos todo era mejor”, me diría. Ya con la cabeza fría pienso que mi padre tendría demasiada razón, no porque en efecto antes todo era mejor, sino porque el internet nos ha enfurecido más allá de hablar con la razón. Sin generalizar, habremos de entender, al menos por ahora, que es un desgaste cultural.

Lejos de exacerbar, me parece que una de las principales razones por las cuáles hoy padecemos de una fuerte exclusión en todos sus niveles (cultural, social, económico) es el alcance de todo. Me explico, si pudiera ordenar estos alcances sería de la siguiente forma: dinero, internet, religión y el empirismo. No sé si cada una en consecuencia de otra, pero cierto es que en conjunto han hecho del individuo a lo largo de la historia un ser narcisista.  Por ello la cultura, antagónico por excelencia del narcisismo, se ha reducido a lo inmediato y sus falsas creencias. Por ello la Mala Rodríguez exige adentrarse en sus comunidades para conocer de dónde viene su lenguaje musical antes de juzgarlo. Por ello la importancia de conocer las raíces del todo y porque para algunos es nada, como el reggaetón, por ejemplo. Soca, Reggae, Hip Hop, Calipso, todos ellos géneros y piezas de historia que hacen del reggaetón un género aclamado por multitudes. Mal interpretar la historia con saturada información sólo ha creado dividendos dentro de este género, y no solo eso, ha alimentado una peligrosa epidemia de adjetivos descalificativos.

Hoy existe todo un camino heterogéneo y complejo hacia la verdad. Aquella verdad de la que hablaba la Mala y que quizás no se halle en este texto, ni en las redes sociales, ni en la música, ni en el dinero. En sentido estricto sí en la historia y el conocimiento que adquiramos de ella, más allá de lo que las generaciones pasadas defiendan a muerte, pues mañana seremos nosotros quienes lo haremos.

Y bueno, ¿en qué momento la música se volvió una regla no escrita? En el momento en el que ésta se volvió un negocio, es decir, desde siempre, pero que hoy encuentra su mayor punto incómodo ante la total libertad de expresión, el boom de las new fakes y la malversación de las redes sociales; la globalización pues.

“Globalización + Conocimiento = Cultura”, me parece la fórmula perfecta de un texto que no pretende tu agrado o defensa del reggaeton, o que dejes de escuchar rock. Tampoco pretende politizar algo tan bello como la música. Vamos, se trata tan sólo de una opinión sobre uno de los tantos espectros de la cultura que hoy se encuentra en el ocaso de su esencia y que nos vuelve vulnerables y abiertos al ego.

“Nunca es tarde para reeducar, nunca es tarde para que nosotros los que hacemos música, podamos dar otra visión y meter otro concepto en los corazones de la gente”. Mala Rodríguez

Finalmente, estamos hablando de una cultura heredada por la violencia en sus muy múltiples formas y en la que mi opinión y la de todos los demás buscan reivindicar los estigmas que tanto daño han hecho. No es dividir, es multiplicar. No es denostar, es crear un común acuerdo. No son reglas, es música.