Redefiniendo la palabra “éxito”
por Omar Adam
@OMARconAcento
¿Qué pasaría si le quitamos la carga económica a la palabra “éxito”? Todos conocemos al menos a una persona que tiene un trabajo envidiable, un excelente sueldo, reconocimiento laboral, coches, propiedades y cuentas bancarias de ensueño, pero que, al mismo tiempo, no tiene absolutamente a nadie a su alrededor para poder compartir y disfrutar todo esto; es una persona que no genera ni recibe amor por ningún lado y su posibilidad de ser realmente feliz es prácticamente nula. ¿Como por qué se le debe llamar exitosa a una persona con estas características? Pero en especial ¿quién dijo que una vida así es mejor que la mía? Yo no estoy de acuerdo.
Creemos que tener éxito significa lograr los objetivos laborales y profesionales que nos fijamos. Entre más dinero ganemos en algún proyecto o en algún trabajo, más exitosos somos, sin importar la naturaleza del trabajo, ni los medios utilizados para lograrlo. La intención, siempre, es hacer mucho dinero para poder ser reconocidos como personas exitosas.
Según la definición de éxito que todos conocemos, o como la hemos querido interpretar, podemos llamar exitosa a una persona que ha conseguido un crecimiento económico considerable a través de actividades ilícitas y/o realizando actos que afectan la vida de un tercero. No importa cómo hayan conseguido el dinero, si lograron sus objetivos “laborales” son personas exitosas.
¿Qué se lograría en el mundo si todas, absolutamente todas las personas empezáramos a concebir el éxito con una interpretación sentimental y espiritual? ¿Qué cambiaría si las personas más reconocidas fueran las que más amor han generado y no las que más dinero han ganado? ¿Qué pasaría si el éxito fuera un sinónimo de felicidad?
Debemos partir de la base de que cada persona en este mundo tiene absoluto derecho de fijar sus propios objetivos de vida, cada uno de nosotros decide por qué luchar durante su estancia en este mundo. Hay personas que tienen como meta ser grandes empresarios, o llegar a ser directores de las empresas más importante del mundo, pero también hay otros que deciden buscar la paz interior y la conexión espiritual más alta posible, así como también hay otras personas que buscan tener una pareja y una gran familia con hijos y nietos. Insisto, cada quien está en su derecho de creer y buscar lo que mejor se acomode a sus sueños y anhelos.
¿Cómo se le llama a la persona que logra todos sus objetivos de vida? Aquella que alcanzó todo lo que dijo que necesitaba en la vida e incluso llegó un poco más alto de la meta que se había fijado. Cuando estos objetivos de vida fueron laborales y económicos a esta persona se le llama exitosa, pero no existe un calificativo para todas las personas que alcanzaron sus objetivos espirituales o sentimentales ¿Por qué no llamarlos exitosos?
Cuando una persona alcanza ese éxito que todos buscan y consigue reconocimiento profesional y una cuenta de banco saturada de dinero, existe una línea muy delgada entre ser un hombre que disfruta sus “logros” y ser una persona enferma de ambición que sólo quiere más dinero cada día. Estos enfermos de ambición se olvidan de cuál era la intención inicial de tener dinero y ponen, para siempre, su felicidad a un lado para dedicarse a conseguir todo el dinero y “éxito” posibles.
Si asumimos que una persona exitosa podría ser aquella que logra ser feliz y acumular amor en su vida, y que el siguiente paso es la ambición, nos encontraremos con un panorama alentador y revitalizador. Buscar más y más dejaría de ser una enfermedad y se convertiría una gran virtud. Imaginen que cada día más personas buscaran tener más y más felicidad e intentan dar más y más amor al universo. El mundo sería un poco distinto ¿no?
Si vivimos en un mundo en donde todo se presta a interpretaciones personales, deberíamos de empezar a darle nuestro propio sentido a algunas palabras y les sugiero empezar con la palabra “éxito” porque, al final, cuando dejemos de estar por aquí, lo que nos llevaremos serán los recuerdos felices y el dinero ya no nos servirá para nada.