MEMORANDA – La columna de Alexis de Anda "Qué bonito empaque" @alexisdeonda

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QUÉ BONITO EMPAQUE
Por Alexis de Anda @alexisdeonda
El mundo en el que vivimos cada vez tiene menos tolerancia por los “defectos” físicos. Entre tantas selfies, semanas de la moda, perfiles de Facebook y realities sobre futuras novias que compiten por cirugías plásticas todo el mundo se siente obligado a verse lo mejor posible. El sentido de la vista ganó la batalla.
Como mujer y figura pública vivo a diario la presión de verme tan “perfecta” como me sea posible. Pero para una mujer que también lucha porque la gente se muestre tal como es, con sus virtudes y defectos, esto es una contradicción y me tiene siempre en el malviaje. ¿Qué es esa perfección que todas las mujeres buscamos alcanzar? ¿Cómo es posible mantener el autoestima en alto cuando los parámetros de belleza cambian cada cinco segundos? Los parámetros de “la mujer perfecta” han ido cambiando como todos los parámetros de belleza en la historia de la humanidad. Con el tiempo las curvas se empezaron a desvanecer, las costillas se empezaron a salir y las caras se empezaron a chupar para lograr ese tan noventero look del “heroin chic”. Tener un cuerpo que gritara “¡Puedo darte unos hijos varones sanos y fuertes!” no estaba NADA in. Todas las adolescentes le empezaron a entrar a la anorexia porque en algún lugar de Europa un grupo de diseñadores pedófilos querían que sus modelos parecieran niños de doce años. Y por supuesto que la ropa se ve mejor en las flacas, porque está diseñada para las flacas. Y entonces niñas como yo que veían las revistas y veían a estas mujeres pensábamos en cómo chingados íbamos a alcanzar ese grado de “perfección”. Poco sabíamos que estas top models eran niñas de 17 años que se alimentaban de Marlboros y cocaína. Por eso cuando tenía seis años y mi mamá me preguntó qué quería de Navidad le dije “una liposucción”.
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Y entonces, ¡oh, milagro!, llegó J Lo con su culote. Y todas las mujeres que, como yo, tenemos carne en el cuerpo agradecimos su llegada. Las nalgas de J Lo le abrieron paso a las de Kim Kardashian y que nunca se les olvide. Pero a pesar de esas curvas exageradas a niveles caricaturescos, la presión sigue encima de nosotras como si Nicki Minaj se nos hubiera sentado encima.
Son pocas las mujeres benditas con los “genes perfectos”. Realmente son muy pocas. Y por supuesto que son las que tiene la oportunidad de salir en la televisión y en el cine y en la primera fila de Fashion Week. Y estar en la presencia de una de estas mujeres siempre es una experiencia mágica. Es como estar con un unicornio. Porque ver ese tipo de belleza en persona es impactante, y lo digo yo que una vez conviví con una modelo de Victoria’s Secret mientras la cabrona comía pizza. La belleza es un arma poderosísima. La belleza y la juventud. Pero vivimos en un mundo tan obsesionado con la imagen que se nos olvida que, con el tiempo, la juventud se va y la belleza con ella. ¿Y qué es lo que permanece entonces? Todo aquello que no lograste cultivar por estar viendo cuentas de Instagram de viejas con cuadritos. No hay nada más feo que conocer a una mujer hermosa y darte cuenta de que es una persona completamente vacía y aburrida. Porque no tienes que ser sólo uno o lo otro. Personalmente creo que no hay nada más atractivo que una mujer que reconoce sus defectos, los muestra y se burla de ellos. Por eso me volví comediante, porque es realmente catártico poder reírte de las cosas que te atan y no te dejan ser plenamente feliz. Por eso me encanta que Lena Dunham se encuere cada quince minutos en GIRLS, porque está confrontando al mundo a reflejarse en su celulitis y darse cuenta de que nadie es perfecto en la vida real, ¿por qué tendrían que serlo en la televisión?
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Los parámetros siguen cambiando y creo que se han ido aterrizando en un plano más realista y que abraza todo tipo de bellezas. Ahí están Kat Dennings, Jemima Kirke, Lorde y Kate Upton. Son parámetros nuevos que dicen que está bien si no eres talla cero, está bien si tus muslos se juntan, está bien si tu cutis no es impecable. Está bien. En verdad está bien. Porque he conocido a la gente a la que les otorgamos el nivel de “perfecta”. La he conocido y sé que son de las personas más inseguras y frágiles que existen. La belleza está en ser una persona buena con los demás, humilde, apasionada, … Una persona que puede sonreírle a otro sin motivo alguno. Esa es la verdadera belleza, la que permanece. Pero no por eso vayan a quedarse tiradas en el sillón comiendo nutella a cucharadas.
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Alexis de Anda se presenta este 19 de abril en Cine Tonalá
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