“Viviana”, un cuento de Ivonne Baqués @amikaafeliz #HelloDFicción #ShortStory

Compartir
  • 2
    Shares


Viviana, Viviana, Vivianita.

Luis siempre había creído que la paternidad sería una bendición, hasta que esa tarde llegó Viviana con la prueba de embarazo en positivo.

-¡No, mames! ¿Y ahora que vamos a hacer?

– Yo tener al bebé, y tú, cortar a mi hermana para casarte conmigo.

Gotas de sudor se deslizaban por la frente de Luis, mientras mil martillos retumbaban en su cabeza. Cortar a Georgina para casarse con Viviana nunca fue una opción, y ahora parecía ser algo inminente. El cuerpo embriagante de su cuñada no era una razón lo suficientemente válida para terminar con los mejores años de su vida, pero un hijo sí.

Imaginó la cara del padre de sus dos mujeres, “ni modo que vaya a pedir la mano de la Bibi cuando lo lógico es que me case con Gina”, y se lamentó profundamente por no haber dicho ¡NO!

Era Navidad, Luis había bebido mucho, el padre de Georgina le dijo que se quedara porque así no debía manejar. La mamá preparó el sillón a modo de cama, y cuando todos se fueron a dormir, Gina se deslizó bajo sus sabanas. Al entrar los primeros rayos del sol por la ventana, Gina se fue a su cama dejando a Luis  dormido. Minutos después, Luis despertó al sentir un cuerpo tibio que se pegaba nuevamente al suyo, pero su sorpresa fue descomunal al descubrir que las manos que se paseaban libremente por todos sus rincones no eran las de su novia. Viviana tapó la boca de Luis con un beso y él simplemente se dejó querer. Pasaron otras dos Navidades con sus respectivos años nuevos, primaveras, e inviernos, mientras Luis jugaba a ser el novio perfecto y digno candidato para pertenecer a la familia Gutiérrez, compartiendo los fines de semana con la hija mayor, y las tardes después del trabajo con la menor, con una iba a las fiestas y con la otra a los moteles más cutres de la ciudad.

“¡Un hijo sí, pero no con Viviana, se supone que Gina sería la mamá no su hermana!”

-Bibi, creo que si me caso contigo vas a tener serios problemas con tu familia…

-No me importa, mi familia ahora son tú y el bebé.

-¡Ay Vivianita! No sabes lo que dices, cuando tu papá se entere…

-Te va querer matar seguramente, por eso casémonos en secreto, y cuando mi papá se quiera poner violento le enseñamos el acta para que vea que ya me cumpliste.

-¿Y tu hermana?

-¡Siempre pensando en ella! Ni modo, que se busque otro novio. ¿O qué propones? De una vez te digo que el aborto no es opción, si fuiste hombrecito para andar con las dos, sé hombrecito para afrontar las consecuencias.

-¿No te importa lastimar a Gina?

-Me importa lo mismo que a ti, cuando le decías que no podías cenar con ella porque tenías mucho trabajo…

Desconsolado llegó Luis a su casa, durante la cena llevó los bocados a su boca más por trámite que por hambre, absorto en sus angustias, se mantuvo callado hasta que su mamá rompió el silencio: “¿Y esa cara? Una de dos, o te corrieron de la chamba, o ya te cachó Gina”. Abriendo los ojos a su máxima capacidad Luis miró a su madre con sorpresa. “Ay mijo, no creas que nací ayer, te conozco y sé cuando algo escondes, y estoy casi segura de que Gina también lo sabe, sólo que se hace pendeja”. Luis lloró con amargura, perder a Georgina era como perder un brazo o una pierna. Abriendo su corazón, compartió con su madre sus pesares. “Si la quieres tanto como dices, ¿por qué te metiste con la hermana? No me digas, lo que tienes de inteligente pa los números, lo tienes de bruto pa la vida. Ya me acordé de la vez que vino la familia de Gina a cenar y la tal Bibi andaba enseñando los calzones con esa micro falda. Mira que eres tonto, así como te los enseña a ti, ve tú a saber a cuantos más, pero ni modo, un hijo es más importante que cualquier romance, si no te quieres casar con tu cuñada no lo hagas, pero te tienes que hacer responsable de esa criatura, aunque tu suegro te parta tu madre y tengas que renunciar a Gina.”

Viviana dijo que iría de fin de semana a Valle de Bravo con sus compañeros de la universidad, cinco maletas eran una exageración para tres días, pero todo en Viviana era exagerado, desde el maquillaje, hasta el busto y el trasero, así que su mamá no dijo nada cuando le ayudó a acomodar las maletas en el taxi. Esa tarde cuando llegó Gina a casa de Luis, Viviana le abrió la puerta.

Ocho meses después, Luis fue a buscar a Georgina al banco donde trabajaba.

-¿A qué vienes? ¿A qué te felicite porque ya nació mi sobrina?

-No, vine a pedirte perdón. Soy una mierda de ser humano, lo sé.

-Sospechaba que me engañabas con tu amiguita la recepcionista, y la odié tanto, que el día de tu cumpleaños fui yo quien le ponchó las llantas a su auto, ¡qué estúpida! Mientras, mi verdadera rival vivía en mi casa y hasta le ayudé a pagar su escuela. Creía que lo tuyo eran deslices sin importancia, así como los que tu papá tenía según lo que me platicó tu mamá, pero que hayas tenido una hija con mi hermana es más de lo que puedo soportar, y más de lo que pudo soportar mi madre, ya sé que ni a ti ni a tu esposa les importa, pero gracias a su chistecito a mi mamá le dio un infarto.

-Lamento mucho escuchar eso.

-¿Sabes que no lamento?

-¿Qué?

-La chinga que te acomodó mi papá, no sabes como la disfruté, y tampoco lamento cuando mi mamá le dijo Puta a mi hermana prohibiéndole regresar a la casa. Antes tenía muchas ganas de golpearla, pero ya no, su castigo será vivir con un hombre que ama a otra, y el tuyo, será vivir con una mujer que afloja con cualquiera a la menor provocación. Tú no conoces a Viviana como yo…

Con el alma desencajada, Luis le pidió a su esposa que le hicieran a la niña una prueba de ADN, pero ella se negó. La conversación terminó en pleito y los gritos llegaron hasta el cuarto de la mamá de Luis. “Mira mijo no le muevas, ya te casaste con ella y, aunque te divorcies, ni Georgina, ni su familia los van a perdonar. Mejor hagamos de cuenta que es mi nieta, no importa que no se parezca a ti, ni a su mamá…”

Ivonne Baqués

Conocimos a Ivonne Baqués en un taller de narrativa y la invitamos a participar en nuestra sección “DFicción”. Ivonne pertenece a la tribu de los Godínez de la Ciudad de México y se nota. Sus relatos destapan las obsesiones, deseos y frustraciones de quienes diariamente nacen y mueren en los confines de la oficina.



Compartir
  • 2
    Shares

Comentarios: