"Love Love Love" por Alexis de Anda @alexisdeonda

Artwork por Vena2 para Alexis de Anda

#MEMORANDA – La columna semanal de Alexis de Anda

Miércoles 7 de mayo, 2014

LOVE, LOVE, LOVE

 

Si existe una verdad universal es que todos queremos ser amados. Todos. Hasta los psicópatas… Hasta Hitler… En especial Hitler quería ser amado.

Todos estamos en busca de ese otro que nos complete, que nos haga sentir que todo va a estar bien. Entonces vamos por el mundo buscando ese amor romántico, idealista que nos han vendido las comedias románticas de Hollywood. Ese amor que no conoce barreras, ni tiempo, ni edad. Como en Benjamin Button cuando Cate Blanchett ya está enamorada de un bebé recién nacido (y todos tuvimos que fingir que eso no estaba súper jodido). Ese amor que no conoce clases sociales, como cuando Martha Higareda se aventuraba a los basureros de Santa Fe para enseñarle sus chichis al naquito.  Ese amor que no es egoísta, como cuando Jack deja que la gordibuena de Rose se acapare toda la puerta para sobrevivir.

Gracias al cine nos hemos hecho una idea de un amor que no existe, ni ha existido jamás, en la vida real. El amor es algo mucho más parecido a la relación de Woody Allen y Diane Keaton en Annie Hall. No es una bella rosa cubierta por el fresco rocío de la mañana. Es más como un clavel de Sanborns que ya ha sido manoseado por muchas personas. El sentimiento es hermoso, de eso no hay duda, pero estar en una relación es una chinga. Porque hay un momento en el que todo es bello y maravilloso y, eventualmente, conforme vas conociendo más a la persona, llega el punto en el que quieres asfixiarlo con su almohada mientras duerme. Pero aún así lo amas.

Estar en una relación no es una película protagonizada por Drew Barrymore y Adam Sandler. Estar en una relación es la constante batalla de dos egos, de dos mundos que inevitablemente chocan pero siguen buscando puntos en dónde pueden encontrarse y sentirse completos. La gran tragedia del amor es que dos seres nunca logran ser uno mismo, por más que Timbiriche quiera convencernos de lo contrario. Y en un mundo en el que cada día estamos más envueltos en nosotros mismos, en nuestro ego y en nuestras redes sociales, es todavía más difícil lograr esa unidad divina.

Y aún más difícil es saber qué papel jugamos dentro de nuestra relación. Tenemos grabado en el inconsciente que el hombre es el proveedor, el protector, el macho fuerte que debe cuidar a su hembra. La mujer debe ser frágil y emocional, debe ser una niña siempre al cuidado de un padre, un novio o un esposo. En pleno 2014 estos papeles ni siquiera existen (a menos que vivas en provincia). Hombres con hombres, mujeres con mujeres, mujeres con dos hombres, un hombre con cinco mujeres, un hombre con un caballo… En fin, hay de todo en la viña del señor.

La pareja es el reflejo de uno mismo. Es el que te muestra todo lo bueno y lo malo de lo que estás hecho. Es una persona que te ve tan de cerca que a veces se necesita un poco de distancia para volver a tomar perspectiva, porque perderse en el otro no significa ser uno con el otro. Pero esta distancia no significa que el amor se pierde o se acaba. La distancia sólo sirve para darle nuevas dimensiones al amor.

Quisiera citar otra película de Woody Allen y decir “whatever works”. Nadie sabe cómo ser feliz y, por ende, hacer feliz al otro. Pero no por eso hay que dejar de intentarlo. El amor es maravilloso justo porque está lleno de defectos pero al final del día, cuando la fiesta y el after y el after del after ya se acabaron, no hay nada cómo descansar en los brazos de la persona que mejor te conoce y que, a pesar de que te conoce, te sigue amando.

A veces se pone cabrón, parece casi imposible, ¿pero para qué chingados estamos en este viaje si no es para amarlo todo? Amar lo más que se pueda siempre. Porque finalmente (y disculparán que me ponga de forever) la vida no es más que un viaje.

Y porque creo que este viaje debe valer la pena a cada segundo quiero dejarles esta cita de uno de mis comediantes favoritos, Bill Hicks (descanse en pants):

“El mundo es como un juego en un parque de diversiones, y cuando decides subirte crees que es real porque así de poderosas son nuestras mentes. El juego sube y baja, y da vueltas y vueltas, tiene emociones y escalofríos, y colores muy brillantes, y es muy ruidoso y es divertido por un tiempo. Mucha gente ha estado en el juego por mucho tiempo, y empiezan a preguntarse, “Oye, ¿ésto es real o sólo es un juego?” Y otras personas han recordado, y regresan a nosotros y dicen, “Oye, no te preocupes; no tengas miedo, nunca, porque sólo es un juego.” Y nosotros… matamos a esas personas. “¡Cállenlo! Tengo mucho invertido en este juego, cállenlo. Vean mi cara de preocupación, vean mi gran cuenta de banco, y mi familia. Esto tiene que ser real.” Sólo es un juego. Pero siempre matamos al bueno que nos intenta decir eso, ¿se han dado cuenta? Y dejamos que los demonios corran por todas partes… Pero no importa, porque sólo es un juego. Y lo podemos cambiar en el momento que queramos. Sólo es una decisión. Sin esfuerzo, sin trabajo, sin ahorros de dinero. Sólo una simple decisión, aquí y ahora, entre el miedo y el amor. Los ojos del miedo quieren que le pongas candados más grandes a tus puertas, compres armas, te cierres al mundo. Los ojos del amor, por el otro lado, nos ven a todos como uno. Aquí está lo que podemos hacer para cambiar al mundo, ahora mismo, a un mejor juego. Tomar todo el dinero que gastamos en armas y defensas cada año y gastarlo en alimentar y vestir y educar a los pobres del mundo, y así podemos explorar el espacio, juntos, el interior y el exterior, para siempre, en paz.”

Yo escojo el amor. Para mí, para mi pareja, para todos escojo el amor. @alexisdeonda

Si son fans de Alexis de Anda, les recomendamos su show de Stand Up en el Bataclán el 8 de mayo, acá la info:

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La comediante Alexis de Anda, columnista semanal de Hello DF, es host del programa de televisión E POP por E Entertainment y una excelente figura sobre el escenario.
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